lunes, enero 09, 2006

Bei bimbi




Es curioso… en los ojos de los niños encuentro mucha ternura, inocencia. En esas caritas regordetas veo la ingenuidad a flor de piel. Me gusta ver como se forman camanances en sus manos, como me abrazan sin tapujos y se prenden de mis piernas llenando esa necesidad de afecto.

El sábado estaba extasiada entre los brazos de mi sobrinito, el André, escuchando todas esas anécdotas infantiles: el regalo de Santo Clos, la mochila nueva para el colegio, etcétera… cuando pasaba por alli un vecinito, Danilo, ambos patojitos (niños) no superan los diez años en la sumatoria de sus edades. Danilo se acerca y todo serio me dice; no te juntés con ese cerote, a lo que André responde: “más cerote es él el hijueputa”…

Cuanta candidez!

1 comentario:

gatos dijo...

Los niños son los seres más crueles del planeta... Es una malignidad natural, espontánea. La peor.
Por mucho que me maltrate la vida no creo que vuelva nunca a ser tan malo como fui cuando era niño.