En el pais de las maravillas

Alicia se acercaba al objeto, feliz. Al destapar la bolsa de plástico que le había llamado la atención esa mañana de sol naranja en verano, se erizó al descubrir el cuerpecito de un bebé robusto y sin vida.

Ni cien palabras podrían contener su asombro, entre los promontorios de desechos mal olientes.

Su última emoción similar la había tenido hace meses cuando al calor de su trabajo encontró un sonriente chimpancé de peluche, ya había olvidado ese sabor de chocolate.

Mas tarde Alicia lloraba tragándose los mocos.
¿Qué tienes niñita le ha preguntado la periodista?
Me quitaron a mi muñeca nueva, dijo Alicia con egoísmo, yo la vi primero.